lunes, 24 de marzo de 2014

Presentación



Mi nombre... bueno no importa...  Hace unos meses viví una situación verdaderamente dura, por la que muchas personas supongo que estarán pasando, mi novio es drogodependiente y ha tomado la decisión de ingresar en un centro para poder luchar contra este grave problema.
            En este blog cuento mi historia, con la intención de que otras personas que estén pasando por la misma situación, ya sea con un familiar, pareja o amigo, cuenten la suya si así lo desean, como una manera de que podamos ayudarnos unos a otros a través de nuestras experiencias vividas, como una forma de apoyo, porque no sólo sufre la persona que tiene el problema, sino también todo su entorno más próximo. Cuando yo viví esa situación, acudí muchas veces a Internet, para ver si había algún tipo de blog dónde se me pudiera aconsejar a la hora de tratar en este caso a mi pareja, pues muchas veces me sentía perdida, no sabía como actuar en cada momento, no sabía como tratarlo, etc, pero la experiencia me ha hecho aprender, y hoy por eso, quiero compartir todo lo que he aprendido con ustedes. Así que, si están pasando una situación parecida, los animo a que escriban en el blog, y que unos a los otros nos podamos apoyar y ayudar.
            Y quiero dedicar este blog, por supuesto, a mi pareja, sin él no estaría escribiendo aquí. Así que… ¡¡va por ti nené!! Se que pronto te recuperarás y esto sólo habrá sido una experiencia más de la vida.

Mi historia



Conozco a mi pareja desde hace muchos años, desde que éramos niños, y el destino hizo que después de muchos años nos reencontráramos y empezáramos una bonita historia de amor, hubo buena química entre nosotros desde el primer momento. Un día  me comenta, ya que no quería ocultarme nada, que había tenido un problema de drogodependencia, que había estado ingresado en un centro durante unos meses, pero que ya lo había superado. A mí sinceramente no me asustó, todos tenemos nuestros problemas en mayor o menor medida, y a él le había tocado vivir algo así, ese era su pasado y yo estaba conociendo su presente, así que jamás lo juzgué por eso, es más, agradecí que me lo contara, eso me hizo ver que confiaba en mí. Todo marchaba muy bien, vivíamos en la misma ciudad, nos veíamos prácticamente todos los días y hacíamos muchas cosas juntos. El consiguió trabajo, por lo que ya nos era más difícil vernos, pero aprovechábamos cualquier ratito, para pasarlo juntos. Una mañana me llama, estaba llorando y me dice que había tenido una recaída, que había salido con unos amigos, y que al final había acabado bebiendo y consumiendo cocaína. Yo al oirlo tan mal, me fui directamente a su casa, le dije que no se preocupara, que sólo había sido una recaída, que no lo volviera a hacer y que yo iba a ayudarlo en todo lo que pudiera. Los días transcurrieron con total normalidad, nos veíamos siempre que podíamos pues él aun seguía trabajando. Era su día descanso, habíamos quedado para vernos como de costumbre, pero ese día, me comenta que tiene algo que decirme, así que me llevó a una plaza de mi ciudad, y dijo que quería ingresar en un centro, que había dejado el trabajo desde hacía tiempo, y que había seguido consumiendo y que necesitaba ayuda de nuevo. Yo no sabía nada, pensaba que todo iba bien, que seguía con su trabajo, no me había dado cuenta de nada, quizás por mi ignorancia en un tema como este, pero aún así, lo apoyé. El me decía que tenía que estar lejos de nuestra ciudad, que el haber vuelto a vivir en nuestra ciudad era lo que había fallado,  pero que necesitaba volver al centro, aunque yo creía que su problema no era tan grave como para volver a ingresar. Dio la casualidad, que al par de días, un amigo mío me llama, que una conocida suya está buscando un camarero y que había pensado en José para el puesto de trabajo, yo lo vi como una oportunidad de alejarlo de nuestra ciudad, de irnos a otro sitio y empezar desde cero, alejarlo de todo ese mundo, se lo comenté a él y él también lo vio como una opción, siempre y cuando yo lo ayudara y siempre cuando acudiera con frecuencia a un centro para ser tratado por especialistas. Así que dicho y hecho, al par de semanas ya estábamos viviendo en otra ciudad, él comenzó a trabajar y yo buscaba trabajo, todo iba de maravilla, en el trabajo él se encontraba a gusto, se llevaba bien con sus compañeros, y yo estaba contenta de verlo bien. Pero esa alegría duró muy poco. Una noche, me llama por teléfono, para comentarme que un amigo del trabajo le había pedido un favor, que si le dejaba dinero, yo en un principio le dije que no, porque nosotros andábamos un poco justos, pero él me decía que el amigo se lo devolvía al día siguiente, así que al final le dije que sí, que se lo dejara. Cuando salió de trabajar pasó por casa para coger la tarjeta e ir a un cajero a sacarle el dinero a su amigo, me dijo que no tardaría nada, diez o quince minutos, yo  le dije que no se preocupara, que yo me quedaba en casa esperándolo. Cuando me quise dar cuenta ya había pasado más de una hora, así que lo llamé por teléfono para preguntarle dónde estaba y me dijo que estaba con el amigo tomando algo, pero que en breve subía, ese breve fueron varias horas después, es decir, salió de casa a las once de la noche y apareció a las seis y pico de la mañana, pueden imaginarse la noche que pasé, porque encima lo llamaba a su teléfono y lo tenía apagado, estaba desesperada no sabía si le había pasado algo. Y lo peor no fue la hora a la que llegó, sino en las condiciones en las que llegó, venía bastante bebido y evidentemente había consumido cocaína, y se había gastado prácticamente todo el dinero que había en la tarjeta, por no decir todo.  Ahí empecé a comprender que su problema era más grave de lo que yo pensaba y empecé a pasarlo realmente mal, dejó su trabajo, yo seguía en la búsqueda de trabajo y él también, pero no estábamos teniendo mucha suerte, vivíamos con el poco dinero que nos quedaba, y con la ayuda de nuestras madres, que cada vez que la veíamos nos daban algo de comida, pero he de decir, que nuestras familias eran ajenas  a lo que realmente estábamos viviendo allí. Si él tenía dinero, se lo gastaba en ir a beber, hubieron muchas noches como la que conté anteriormente, noches en la que no sabía dónde estaba, llegaba muchas veces bebido, hubieron muchas mentiras, me llegó incluso a quitar dinero. La situación se iba cada vez más de las manos, y ya no sabía que hacer, me sentía desesperada, frustrada, engañada, dolida… porque veía que nos quedábamos sin dinero, y que no salía trabajo y que su comportamiento, debido a su problema, no era el adecuado, vamos que me sentía en una situación de desesperación total. Y llegó la última noche, la noche que a él lo hizo recapacitar y la que me hizo ver a mí que la situación era grave y que necesitaba de verdad ingresar en el centro. Esa mañana, nos despertamos temprano, él tenía que ir a una entrevista de trabajo, esa mañana también cobraba el dinero de unas extras que había hecho un hotel, la mañana transcurrió con total normalidad, él iría a la entrevista de trabajo, mientras yo haría las cosas de la casa y demás, quedamos en que nos veríamos después de la entrevista, almorzaríamos en casa, y ya que había cobrado ese dinero, pues aprovecharíamos para hacer una compra. Al día siguiente el tenía una cita en el centro de drogodependientes, su primera cita, porque por unas cosas u otras durante casi dos meses aun no había podido ir, así que pasaríamos la tarde tranquilos en casa. Recuerdo que yo me fui a nadar a la piscina, cuando volví, lo llamé por teléfono para saber si ya estaba a punto de llegar, tenía el teléfono apagado, pero bueno, supuse que en breve llegaría, pero una vez más, pasaron las horas y no aparecía, había salido de casa desde por la mañana, y había transcurrido todo el día, y él no había aparecido, ni siquiera había dado señales de vida. Yo enseguida deduje, que como había cobrado el dinero, estaría por ahí gastándoselo, y harta de la situación, decidí irme y acabar con la relación, esa noche me fui a casa de unos amigos a dormir, con la intensión de ir a buscar mis cosas  al día siguiente y volverme a casa de mis padres, la situación me había superado, y no quería vivir más ese calvario. La noche la pasé tranquila, porque sabía que estaba bien, sólo que se estaría gastando todo el dinero, así que no me preocupé tanto como las noches anteriores. Al día siguiente, me desperté y me acordé que tenía que ir al centro, así que a pesar de que tenía claro que no quería seguir la relación, me vestí y me fui a buscarlo a casa para llevarlo. Mi sorpresa fue, que cuando llegué a casa él no estaba allí, no había pasado la noche en casa, no sabía dónde estaba y ahí empecé a preocuparme verdaderamente, lo llamaba y no cogía el teléfono, y mi desesperación cada vez iba a más, hasta que una de las veces lo llamé y me lo cogió, estaba llorando y sabía, por su manera de hablar, que estaba puesto de todo, había pasado la noche en casa de un amigo del mismo edificio en el que vivíamos, pero lo más que me sorprendió, fue que a pesar de como estaba, tuvo la capacidad de levantarse y acudir a su cita en el centro para pedir ayuda, por eso me siento muy orgullosa de él, no pensé que en el estado en el que se encontraba lo hiciera, pero así fue, acudió al centro, y allí le dijeron que tenía que ingresar urgentemente. Evidentemente nos tuvimos que volver a nuestra ciudad, cada uno a su casa, no lo dejamos, porque yo entendí durante esos meses muchas cosas, que en un principio no comprendía, y por mí parte se merece una oportunidad, a pesar de las cosas que me hizo, pero confío en que todo saldrá bien y se recuperará. Ahora mismo, él está ingresado en el centro, y aunque está siendo duro, el estar separados, el no poder vernos prácticamente, se que todo es por su bien.