Conozco a mi pareja desde hace muchos
años, desde que éramos niños, y el destino hizo que después de muchos años nos
reencontráramos y empezáramos una bonita historia de amor, hubo buena química
entre nosotros desde el primer momento. Un día me comenta, ya que no
quería ocultarme nada, que había tenido un problema de drogodependencia, que
había estado ingresado en un centro durante unos meses, pero que ya lo había
superado. A mí sinceramente no me asustó, todos tenemos nuestros problemas en
mayor o menor medida, y a él le había tocado vivir algo así, ese era su pasado
y yo estaba conociendo su presente, así que jamás lo juzgué por eso, es más,
agradecí que me lo contara, eso me hizo ver que confiaba en mí. Todo marchaba
muy bien, vivíamos en la misma ciudad, nos veíamos prácticamente todos los días
y hacíamos muchas cosas juntos. El consiguió trabajo, por lo que ya nos era más
difícil vernos, pero aprovechábamos cualquier ratito, para pasarlo juntos. Una
mañana me llama, estaba llorando y me dice que había tenido una recaída, que
había salido con unos amigos, y que al final había acabado bebiendo y
consumiendo cocaína. Yo al oirlo tan mal, me fui directamente a su casa, le
dije que no se preocupara, que sólo había sido una recaída, que no lo volviera
a hacer y que yo iba a ayudarlo en todo lo que pudiera. Los días transcurrieron
con total normalidad, nos veíamos siempre que podíamos pues él aun seguía
trabajando. Era su día descanso, habíamos quedado para vernos como de
costumbre, pero ese día, me comenta que tiene algo que decirme, así que me
llevó a una plaza de mi ciudad, y dijo que quería ingresar en un centro, que
había dejado el trabajo desde hacía tiempo, y que había seguido consumiendo y
que necesitaba ayuda de nuevo. Yo no sabía nada, pensaba que todo iba bien, que
seguía con su trabajo, no me había dado cuenta de nada, quizás por mi ignorancia
en un tema como este, pero aún así, lo apoyé. El me decía que tenía que estar
lejos de nuestra ciudad, que el haber vuelto a vivir en nuestra ciudad era lo
que había fallado, pero que necesitaba
volver al centro, aunque yo creía que su problema no era tan grave como para volver
a ingresar. Dio la casualidad, que al par de días, un amigo mío me llama, que
una conocida suya está buscando un camarero y que había pensado en José para el
puesto de trabajo, yo lo vi como una oportunidad de alejarlo de nuestra ciudad,
de irnos a otro sitio y empezar desde cero, alejarlo de todo ese mundo, se lo
comenté a él y él también lo vio como una opción, siempre y cuando yo lo
ayudara y siempre cuando acudiera con frecuencia a un centro para ser tratado
por especialistas. Así que dicho y hecho, al par de semanas ya estábamos
viviendo en otra ciudad, él comenzó a trabajar y yo buscaba trabajo, todo iba
de maravilla, en el trabajo él se encontraba a gusto, se llevaba bien con sus
compañeros, y yo estaba contenta de verlo bien. Pero esa alegría duró muy poco.
Una noche, me llama por teléfono, para comentarme que un amigo del trabajo le
había pedido un favor, que si le dejaba dinero, yo en un principio le dije que
no, porque nosotros andábamos un poco justos, pero él me decía que el amigo se
lo devolvía al día siguiente, así que al final le dije que sí, que se lo
dejara. Cuando salió de trabajar pasó por casa para coger la tarjeta e ir a un
cajero a sacarle el dinero a su amigo, me dijo que no tardaría nada, diez o
quince minutos, yo le dije que no se
preocupara, que yo me quedaba en casa esperándolo. Cuando me quise dar cuenta
ya había pasado más de una hora, así que lo llamé por teléfono para preguntarle
dónde estaba y me dijo que estaba con el amigo tomando algo, pero que en breve
subía, ese breve fueron varias horas después, es decir, salió de casa a las
once de la noche y apareció a las seis y pico de la mañana, pueden imaginarse
la noche que pasé, porque encima lo llamaba a su teléfono y lo tenía apagado,
estaba desesperada no sabía si le había pasado algo. Y lo peor no fue la hora a
la que llegó, sino en las condiciones en las que llegó, venía bastante bebido y
evidentemente había consumido cocaína, y se había gastado prácticamente todo el
dinero que había en la tarjeta, por no decir todo. Ahí empecé a comprender que su problema era
más grave de lo que yo pensaba y empecé a pasarlo realmente mal, dejó su
trabajo, yo seguía en la búsqueda de trabajo y él también, pero no estábamos
teniendo mucha suerte, vivíamos con el poco dinero que nos quedaba, y con la
ayuda de nuestras madres, que cada vez que la veíamos nos daban algo de comida,
pero he de decir, que nuestras familias eran ajenas a lo que realmente estábamos viviendo allí.
Si él tenía dinero, se lo gastaba en ir a beber, hubieron muchas noches como la
que conté anteriormente, noches en la que no sabía dónde estaba, llegaba muchas
veces bebido, hubieron muchas mentiras, me llegó incluso a quitar dinero. La
situación se iba cada vez más de las manos, y ya no sabía que hacer, me sentía
desesperada, frustrada, engañada, dolida… porque veía que nos quedábamos sin
dinero, y que no salía trabajo y que su comportamiento, debido a su problema,
no era el adecuado, vamos que me sentía en una situación de desesperación
total. Y llegó la última noche, la noche que a él lo hizo recapacitar y la que
me hizo ver a mí que la situación era grave y que necesitaba de verdad ingresar
en el centro. Esa mañana, nos despertamos temprano, él tenía que ir a una
entrevista de trabajo, esa mañana también cobraba el dinero de unas extras que
había hecho un hotel, la mañana transcurrió con total normalidad, él iría a la
entrevista de trabajo, mientras yo haría las cosas de la casa y demás, quedamos
en que nos veríamos después de la entrevista, almorzaríamos en casa, y ya que
había cobrado ese dinero, pues aprovecharíamos para hacer una compra. Al día
siguiente el tenía una cita en el centro de drogodependientes, su primera cita,
porque por unas cosas u otras durante casi dos meses aun no había podido ir,
así que pasaríamos la tarde tranquilos en casa. Recuerdo que yo me fui a nadar
a la piscina, cuando volví, lo llamé por teléfono para saber si ya estaba a
punto de llegar, tenía el teléfono apagado, pero bueno, supuse que en breve
llegaría, pero una vez más, pasaron las horas y no aparecía, había salido de
casa desde por la mañana, y había transcurrido todo el día, y él no había
aparecido, ni siquiera había dado señales de vida. Yo enseguida deduje, que
como había cobrado el dinero, estaría por ahí gastándoselo, y harta de la
situación, decidí irme y acabar con la relación, esa noche me fui a casa de
unos amigos a dormir, con la intensión de ir a buscar mis cosas al día siguiente y volverme a casa de mis
padres, la situación me había superado, y no quería vivir más ese calvario. La
noche la pasé tranquila, porque sabía que estaba bien, sólo que se estaría
gastando todo el dinero, así que no me preocupé tanto como las noches
anteriores. Al día siguiente, me desperté y me acordé que tenía que ir al
centro, así que a pesar de que tenía claro que no quería seguir la relación, me
vestí y me fui a buscarlo a casa para llevarlo. Mi sorpresa fue, que cuando
llegué a casa él no estaba allí, no había pasado la noche en casa, no sabía
dónde estaba y ahí empecé a preocuparme verdaderamente, lo llamaba y no cogía
el teléfono, y mi desesperación cada vez iba a más, hasta que una de las veces
lo llamé y me lo cogió, estaba llorando y sabía, por su manera de hablar, que
estaba puesto de todo, había pasado la noche en casa de un amigo del mismo
edificio en el que vivíamos, pero lo más que me sorprendió, fue que a pesar de
como estaba, tuvo la capacidad de levantarse y acudir a su cita en el centro
para pedir ayuda, por eso me siento muy orgullosa de él, no pensé que en el estado
en el que se encontraba lo hiciera, pero así fue, acudió al centro, y allí le
dijeron que tenía que ingresar urgentemente. Evidentemente nos tuvimos que
volver a nuestra ciudad, cada uno a su casa, no lo dejamos, porque yo entendí
durante esos meses muchas cosas, que en un principio no comprendía, y por mí
parte se merece una oportunidad, a pesar de las cosas que me hizo, pero confío
en que todo saldrá bien y se recuperará. Ahora mismo, él está ingresado en el
centro, y aunque está siendo duro, el estar separados, el no poder vernos
prácticamente, se que todo es por su bien.